Por: Ruben Cedeño
Libro: «Esto somos los metafísicos»

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El objetivo de la Metafisica no es hacerse famosa como una organización; ni demostrarle a los demás que es un grupo moderno de la “nueva era” y que las demás organizaciones están obsoletas y periclitadas; no es fundar grupos para dividirse de otro grupo; no es tratar de tener mas gente para aparentar poseer mas de la “verdad espiritual” que otros; no es seguir los escritos ni canalizaciones de ningún maestro.

El objetivo de la Metafisica además de conseguir desenvolver la conciencia positiva, que es primordial para después de esto lograr otras metas; el principal objetivo general, básico y permanente a perseguir en todos los estudiantes de Metafisica en el mundo entero, es el estudio, realización, toma de conciencia y desenvolvimiento del Alma o Cristo Interior que es el “Real Ser” en cada persona.

El conseguir desenvolver “El Cristo” es un objetivo general de la Metafisica que se persigue permanentemente, a diario, sin caducidad, donde toda una vida es insuficiente para alcanzarlo plenamente. Esto implica cumplir con el arcano e imperecedero mandato délfico, que aparecía en frontispicio del Templo de Apolo de Delfos en Grecia: “HOMBRE CONÓCETE A TI MISMO”, conociendo por si mismo cada quien lo que “Es” como “Realidad Espiritual”. Esto es activar, concienciar y expresar las cualidades divinas del “Poder Espiritual Interior”, que implica ir hacia dentro del “ Real Ser” dejando de lado todos los eufemismos triviales externos revestidos de espirituales, como puede ser depender de talismanes, cristales, aromas, lectura de cartas u horóscopos, recibir o seguir canalizaciones y rituales. Todos estos asuntos están muy lejanos de la concienciación del “Principio Cristico”.

El desenvolvimiento espiritual conlleva a ocuparse por entero de alinear la “Trinidad Inferior” que compone la personalidad constituida por los vehículos: físico/etérico, astral y mental con el Cristo o Alma.

El “Cristo Interno” o “Alma” no es un concepto, palabra o representación gráfica que se explica teóricamente y ya basta, no, esto implica el trabajo diario de la verdadera espiritualidad, la real mística ya que es conectar con todo un “estado de consciencia” superior, que conlleva un cambio radical en la vida de todo ser humano. Esto consiste en dejar de trabajar para los objetivos personales individualistas y comenzar a entregarse a los demás, doblegar la personalidad y sus inclinaciones egoístas, partidistas y tribales, para amar a los demás como se ama a la familia, deponer divisiones, fragmentaciones y trabajar por la unidad, dejar de lado el orgullo, dejar de creerse mas que los demás y tomar conciencia de Grupo.

Al “Cristo Interno” se le puede denominar el “Ángel Solar,” “Loto Cristico”, “Buddha Interior”; “Dios Interior”, “Chispa Divina”, “Mesías Interior”; pero su nombre no es lo importante, sino concienciar y manifestar sus virtudes: Trabajar de acuerdo a la Voluntad del Plan que los Maestros Conocen y Sirven, desenvolver la Sabiduría de todas las cosas; dejar de odiar, rechazar y dividirse impregnándose de un gran Amor incluyente; armonizar cada sitio, toda persona y donde haya conflictos de cualquier índole; ser un emisor de la Verdad, poder sanar por medio del “Poder Espiritual”, con el uso de decretos y meditaciones, y desenvolver el Amor Compasivo tal cual lo ejercen las Grandes Almas.

La activación de la Conciencia Crística, conlleva el propósito de vivenciar los “Siete Principios Universales”, los “Siete Aspectos de Dios” y concienciar los “Siete Cuerpos”.

La “Consciencia Crística” trae por consecuencia el comenzar a dejar de adorar, ni seguir ninguna personalidad, líder o gurú, sea éste físico o intangible. Pero sucede algo que siempre hay que tener en suma cuenta y es que si ese facilitador o maestro esta trabajando para el propósito del Alma o Cristo, no cabe separación, porque seria lo mismo que ir contra el propósito del Alma. Recordemos estas sabia sentencia del Maestro el Tibetano: “Aquel que se somete cada vez más a la guía del Alma entra cada vez más en la conciencia del Maestro”. Por eso nunca se debe despreciar, abandonar o dejar de tratar aquellos seres que nos han comunicado la Enseñanza Espiritual, fungiendo de maestros, todo lo contario, como comunicadores de la mas grandes verdades espirituales hay que respetarlos, prestarles todo el servicio que requieran para que puedan desempeñar su labor y amarlos inmensamente con un gran y eterno sentimiento de agradecimiento. La separación o división sea con un maestro, facilitador, grupo o cualquier persona siempre va contra la finalidad del Alma o Cristo Interno.

El Alma no es un fantasma invisible, es esa parte Bella, Amorosa, Servicial, Caritativa, de Buena Voluntad, Sabia, Inteligente, Veraz, Pacífica, Opulenta y Mágica que todos llevamos dentro. Lo que transforma al Ser Humano en un “Ente Superior”, es el “Conocimiento de sí mismo” y no el manejo de la información sobre tópicos espirituales. No solamente se usa estas Enseñanzas para producir milagros y conseguir objetos materiales, sino como un instrumento de “conocerse a si mismo”, y como tal, un vehículo para beneficiar a todo al que le podamos comunicar esta información.