Por: El Amado Maestro Saint Germain

De: «Libro de Oro de Saint Germain»

Saint Germain

EL FUEGO CREADOR que «YO SOY» es la Llama de Dios. Su Presencia Maestra está anclada en el corazón de todos los hijos de Dios, aunque en algunos no es sino una chispa. Sin embargo, al tratarla correctamente, esa chispa puede convertirse en un gran Fuego Creador y una Llama Consumidora.

Esta Magna Presencia en sus actividades múltiples, es la actividad omnipresente que todos pueden usar sin limita­ción, solamente si pudieran quitar de su conciencia aquello que no es sino apariencia y que los ha atado a través de años sin fin.

Hoy, el Cetro de Poder y Autoridad está a la vista frente a cada estudiante que va adelantando. Al principio puede alcanzarlo mentalmente y tomar ese Cetro de Autoridad y usarlo; pero pronto se dará cuenta de que lo puede usar casi tangible y visiblemente.

No es una promesa vana que aquellos que buscan la luz recibirán este dominio. Cuando atravesamos un bosque sa­bemos que podemos regresar por el mismo sendero, pero la decisión es nuestra. Asimismo, después de centenares de años buscando poder y autoridad en lo exterior, encontra­mos que mañana habrá desaparecido, como si estuviera so­bre arena movediza.

Por la aceptación gozosa de tu dominio Divino puedes pisar firmemente la base segura de la Roca de la Verdad, que es Dios mismo, y de la cual ningún disturbio exterior puede jamás tocarla una vez que tú lo hayas aprendido por experiencia propia.

Los estudiantes de la Verdad se preguntan por qué vaci­lan ellos en su decisión de mantenerse firmemente asidos o anclados en la PRESENCIA DE DIOS, ya que esto repre­senta el dominio que andan buscando. No analizan la forma en que están actuando para indagar qué es lo que están ha­ciendo que les cause tal perturbación y duda; pero para aquellos que aprovechan la autoridad que les pertenece e in­vestigan profundamente en sus propias causas, les será muy fácil separar la cizaña de los granos de oro y sentirse pronto libres de la perturbación que les hace dudar de ellos mis­mos, y hasta de la PRESENCIA DE DIOS, que late en sus corazones.

Cuando los estudiantes tengan consigo mismos y con Dios, la PRESENCIA «YO SOY», la suficiente honradez para arrancar todo lo que esté causando ese disturbio inte­rior, sentirán esa Magna Luz, irradiación del Gran Ser Divi­no, y encontrarán que con poco esfuerzo e inteligencia se convierte en Poder. Fuerza y Seguridad asidos a esa Roca de la Verdad que es una de estas Grandes Joyas del Reino de Dios; y esta Luz deslumbradora los envolverá a la más leve invitación.

¡Oh estudiante de hoy! Mantente asido a esta Magna Pre­sencia que late en tu corazón, cuya vida fluye a través de tus venas, cuya energía se derrama en tu mente. Tú tienes libre albedrío y puedes calificarla y bendecirla para que te perfec­cione o te haga imperfecto. Recuerda siempre que por aque­llo de no invocar esta Magna Presencia te has encontrado creando inarmonías y desórdenes. TIENES QUE DARTE EL TIEM­PO SUFICIENTE PARA LOGRAR EL PLENO RECONOCIMIENTO A ESTE GRAN PODER Y ENTREGARLE TODA LA ACTIVIDAD DE TU VIDA.

NO TE IMPACIENTES PORQUE LAS COSAS NO SE COMPONGAN TAN RÁPIDAMENTE COMO A TI TE GUSTARÍA. ELLAS FUNCIONAN DE ACUER­DO CON LA VELOCIDAD DE TU PROPIA ACEPTACIÓN Y LA INTENSIDAD DE TUS SENTIMIENTOS.

Esta gran energía que surge a través de tu cuerpo y men­te, es la pura energía electrónica de Dios, la Gran Presencia «YO SOY». Si tus pensamientos son mantenidos gozosa­mente en tu ser divino, como origen de tu ser y tu vida, esa energía pura electrónica actuará sin cesar, e incontaminada, por calificación discordante humana.

Pero si tú permites, consciente o inconscientemente, que tu pensamiento comience a infestarse con la discordia que a menudo lo rodea, tú mismo le cambias el color y la calidad de esta energía radiante y pura.

Ella está obligada a actuar, y tú eres el que dicta cómo ha de comportarse hacia ti. No creas jamás que tú puedes escapar de este hecho sencillo. Es una Ley inmutable y nin­gún ser humano puede cambiarla. Los estudiantes tienen que comprender y mantener esta actitud si desean hacer progresos continuos.

Yo les digo amados míos, que por más que duden, te­man y se rebelen ante la autocorrección, ella es la puerta abierta a su propia gran iluminación y libertad de toda la li­mitación humana exterior.

Hay muchos estudiantes que cuando llegan a un cierto grado de comprensión, los resultados de sus actividades pu­rificadoras les son revelados y enfrentándose a los muchos errores cometidos y que hay que corregir, se desconsuelan criticándose y condenándose ellos mismos y a Dios. Este es otro gran error. Todo aquello que les es revelado para ser corregido, debe alegrarles grandemente, puesto que es una oportunidad para adelantar corrigiéndose errores que antes estaban ocultos. Conociendo que Dios es el poder de pensar, saben que tienen dentro el poder de corregirse y deben po­ner manos a la obra.

La vida de Dios que les late en el pecho es prueba sufi­ciente de que poseen la inteligencia y el Poder de Dios con que disolver y consumir todos los errores y creaciones dis­cordantes que han fabricado en su contorno, consciente o inconscientemente, y pueden decirles a estas creaciones in­deseables:

«YO SOY LA MAGNA LLAMA CONSUMIDORA QUE AHORA Y PARA SIEMPRE DISUELVE TODO ERROR PASADO Y PRESENTE, SU CAUSA Y SU NÚCLEO Y TODA CREACIÓN INDESEABLE, POR LO CUAL MI SER EXTERNO SEA RESPONSABLE».

Es extraño, pero parece que los estudiantes tienen difi­cultades para anclarse en el reconocimiento del poder ilimi­tado que manejan cuando pronuncian «YO SOY», cuando hasta el intelecto, que es sólo la actividad externa, sabe esto. Los estudiantes deben intensificarlo con todo su empeño, sintiendo intensamente la verdad de ello, y entonces encon­trarán gran rapidez y poder adicional al usarlo. Yo te digo, amado estudiante, que ha llegado el momento en que pue­das usar este poder con gran autoridad para desatarte de las cadenas de limitación que te han aprisionado por tanto tiempo.

Ponte con determinación a ordenar tu casa. Si fueras a albergar un huésped distinguido, no dudo que pasarías días trabajando con ahínco, puliendo y preparando todo para re­cibirlo. ¡Cuánto más importante es el preparar para este gran principio de amor y paz, el principio del Fuego Consu­midor que habita dentro de ti y controla el elemento fuego!

Cuando uno piensa en Oromasis, príncipe del elemento Fuego, está pensando en la llama del fuego creador y está invocando su ayuda en el avivamiento de este poder crea­dor, lo cual trae resultados inimaginables.

Cuando tú hablas en el Nombre, Poder y Autoridad del Gran «YO SOY», estás soltando energías sin límites para que se cumplan tus deseos. ¿Por qué, entonces, seguir per­mitiendo que la duda y el temor te acosen cuando «YO SOY» es la puerta abierta de la opulencia de Dios, esperando para derramarse en salud, bendiciones y prosperidad? Atrévete a ser, a sentir y a utilizar esta Magna Autoridad, Dios en cada uno.

¡Amado estudiante! ¿No te das cuenta de que puedes ma­nifestar la perfección en unos minutos o en unas pocas ho­ras, tomando la determinación de afirmar con suficiente in­tensidad: «YO SOY LA INMENSA ENERGÍA ELECTRÓNICA QUE FLUYE, QUE RENUEVA, QUE LLENA CADA CÉLULA DE MI MENTE Y MI CUERPO YA, EN ESTE MISMO MOMENTO»?. ¿No ves tú que a po­cos minutos u horas puedes disipar cualquier disturbio de mente o cuerpo y permitir que esa pura Magna Energía haga su labor sin influencia, sin ser afectada o colorida por elemento alguno de tu propio pensamiento? Si tú puedes re­novar un nervio, un órgano, construir cualquier miembro de tu cuerpo a su original perfección, casi inmediatamente, ¿por qué no sentirlo y utilizarlo? Y a medida que experi­mentes los resultados admirables, asombrosos, tu fe y con­fianza saltarán a efectuar su perfecta actividad y tu mente adquirirá toda la confianza necesaria en esta gran Presencia y Poder y su uso Omnipresente e ilimitado[1].

Cuando parezca haber una falla de energía, plántate ale­gre y seguro con determinación, y declara:

«YO SOY LA MAGNA PRESENCIA DE ESTA ENERGÍA ALERTA Y RADIANTE QUE SURGE A TRAVÉS DE MI MENTE Y MI CUERPO, DISOLVIENDO TODO LO QUE SEA DIFERENTE A ELLA MISMA. YO ME PLANTO PARA SIEMPRE EN ESTA ALERTA Y RADIANTE ENERGÍA Y GOZO PARA SIEMPRE».

Tú puedes pasar esta energía pura por tu mente y tu cuerpo así como paso yo mi mano por tu frente. En mi me­moria no existe un momento en que haya habido tanta asis­tencia al alcance del estudiante de la luz y tú debes aprovecharlo con intenso gozo.

Al principio, si no sientes ninguna fuerza electrónica pa­sar a través de ti, de ninguna manera creas que no has reci­bido esta gran energía, ya que tú la has ordenado con la au­toridad de Dios «YO SOY», a que fluya por tu mente y tu cuerpo.

Lo mismo se puede hacer por los negocios o asuntos que no estén manifestando todo el orden y armonía que se desee. Puedes ponerte de pie (porque esto te hace sentir la autori­dad) e invocar a tu gran presencia «YO SOY» y mandarla al mundo de tus negocios. Ordénale que consuma todo lo que no sea igual a ella misma y que lo reemplace con la perfec­ción de Dios que «YO SOY». Ordénale que se mantenga a sí misma, que manifieste su autoridad incesante y que lim­pie tu mundo de toda cosa discordante. Y terminas decla­rando:

«YO SOY LA SUPREMA AUTORIDAD, DIOS EN ACCIÓN».

No es necesario ponerse tenso ni tampoco permitir que el cuerpo se ponga tenso, sólo debemos subir en la suprema­cía y dignidad de nuestra autoridad divina y limpiar todo lo que necesite ser limpio. Al hacer esto, no es necesario ha­blar con voz fuerte, sino con voz baja, pero con tono de Maestría.

Ponte de pie en tu cuarto y declara:

«YO SOY DUEÑO DE MI PROPIO MUNDO. YO SOY LA VICTORIOSA INTELIGENCIA QUE LO GOBIERNA. YO ORDENO A ESTA GRAN RADIANTE E INTELIGENTE ENERGÍA DE DIOS QUE ENTRE A MI MUNDO, LE ORDENO QUE ME TRAIGA LA OPULENCIA DE DIOS, HECHA VISIBLE A MIS MANOS Y PARA MI USO. LE ORDENO QUE CREE TODA LA PERFECCIÓN. YO NO SOY YA MÁS EL NIÑO EN CRISTO, SINO LA PRESENCIA MAESTRA QUE HA ALCANZADO SU PLENA ESTATURA. YO HABLO Y ORDENO CON AUTORIDAD».

Se pueden disolver los errores cometidos y recrear inme­diatamente la perfección que se desea. Saber que es autosostenida, siempre que no se mezcle con actividades destructi­vas del pensamiento y el sentimiento.

Yo deseo mucho que tú sientas que ERES LA ÚNICA AUTORI­DAD EN TU MUNDO. No temas jamás que al perfeccionar tu mundo vas a desfigurar el mundo de otro o de otros mien­tras tú no tengas intención de dañar a alguien. Tampoco im­porta lo que digan los demás, o cuánto intenten ellos inte­rrumpirte con sus dudas, temores y limitaciones. Tú eres la suprema autoridad en tu mundo y todo lo que tienes que hacer es decir, cuando te acosen esas condiciones:

«YO SOY EL GRAN CIRCULO MÁGICO DE PROTECCIÓN ALREDEDOR MÍO QUE ES INVENCIBLE, QUE REPELE TODO ELEMENTO DISCORDANTE QUE INTENTA ENTRAR A MOLESTARME. YO SOY LA PERFECCIÓN DE MI MUNDO Y ÉSTA ES AUTOSOSTENIDA».

¡Oh amado! Ya no es necesario vacilar, inquirir y pre­guntar acerca de que «YO SOY la Autoridad». Anda, atré­vete, usa esta autoridad de Dios que se expresa en el «YO SOY» de todo cuanto existe. Porque tú has estado deseando la Presencia de los grandes Seres Ascendidos. Pues decreta:

«YO SOY LA PRESENCIA VISIBLE DE AQUELLOS LLAMADOS ASCEN­DIDOS MAESTROS QUE DESEO VER APARECER AQUÍ ANTE MI Y CUYA ASISTENCIA INVOCO».

Ha llegado el punto en que puedes descargar toda discor­dia de tu mente. Llena tu mente con esta esencia electrónica pura y ninguna discordia podrá entrar mientras tú la man­tengas llena con esta Presencia. Te repito que tú eres la au­toridad en tu mundo y si tu pensamiento está lleno de esta Esencia, no puede tocarlo siquiera ninguna discordia. Va­mos a tomar esta autoridad y la vamos a usar, vamos a lim­piar toda discordia y vamos a declarar sin vacilación alguna:

«YO SOY LA SUPREMACÍA DEL HOMBRE». A DONDE QUIERA QUE YO ME DIRIJA. «YO SOY» DIOS EN ACCIÓN».

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[1] Las Huestes de Ángeles se regocijan del regreso del viajero que tanto tiempo ha buscado autoridad en el exterior, no habiendo encontrado sino tusas. Después que su energía ha sido gastada, vuelve a casa y ahí encuentra la fuente que lo reconstruye de todas las discrepancias, aún la llamada «ve­jez». Entonces puedes mostrarte renovado en la plenitud de juventud y po­der, porque así es el sendero de la vida de Dios.

Esto hace que se mantenga una maravillosa acción vibratoria expresando cuando cada uno habla suavemente. ¡Si pudieras ver la acción interior disi­pando al instante toda discordia!