Decretar con Sentimiento
Por el Maestro Saint Germain
Caballeros, fíjense en la diferencia entre descartar algo con el intelecto o con los sentimientos. Es bastante fácil descartar algo con el intelecto; pero no siempre los sentimientos responden a eso, ni lo siguen. Por lo tanto, es imperativo observar que los sentimientos le sigan los pasos al intelecto al hacer los Decretos, no importa lo que sea aquello de lo que se intenten liberar. Cuando los sentimientos sigan al intelecto, entonces pronto ustedes estarán libres de las condiciones de las que quieren liberarse. Caballeros, no acepten ninguna apariencia por el simple hecho de que está ahí o que tiene el poder de actuar sobre vuestro cuerpo físico, pues si ustedes, si se dan cuenta de ello, pueden eliminar el poder de cualquier hábito de vuestro cuerpo físico, y hacer que se disuelva y desaparezca…
…Recuerden todos la necesidad de obedecer a la “Presencia”, lo que significa, armonía en vuestros sentimientos, y aplicaciones intensas y fervorosas. Hay algunos que se la pasan repitiendo las aplicaciones, con esto quiero decir, que exageran demasiado. Les cuento, Yo he observado esto en la actividad general de los estudiantes. La gente debería concederle 15 o 20 minutos a la aplicación dinámica, y luego continuar con sus trabajos diarios; y si durante el día quieren repetir esto, que lo hagan. Pero al menos dos o tres veces al día decreten por cosas específicas, hagan aplicaciones dinámicas, y luego saquen la mente del problema.
Es muy fácil que en la antiguamente llamada “meditación” -y aún en la aplicación de hoy en día-, cuando la persona no está en la dinámica natural y comienza a hacerla -si ustedes pudieran estar presentes para verlo-, encontrarían casi desde la primera aplicación, como una caída gradual en la fuerza con la cual avanzan. Esto es lo que hay que evitar, porque es mejor hacer cuatro o cinco decretos bien dinámicos, deteniéndose luego, que hacer siete, y comenzar a decaer en los últimos dos.
Si tú quieres romper una roca, taladras un hoyo, pones dinamita adentro, y la haces explotar. Esto es poder y fuerza. Cuando de la actividad externa de la humanidad se trata, la maldad generada lo necesita; requiere de fuerza y de tus decretos dinámicos.
Tomado de: «El Sagrado Libro del Yo Soy», Saint Germain